Hay que ver con qué autoridad juega el Wolfsburgo en Alemania. Tras ganar por vez primera la Bundesliga, estos Escarabajos de Armin Veh juegan tanto o más que con Félix Magath. Su victoria de este sábado huele a golpe de autoridad.
Porque comenzó mal el Wolfsburgo. Confundido, aturdido por el empuje de un Colonia híper-motivado por su espectacular afición. Cada partido es una fiesta. Una orgía futbolera para sus hinchas.
Y se lanzaron a por el campeón, desde el minuto uno. Bien Maniche y Petit, amigos y compatriotas lusos en la medular; mejor Ehret, un francés errante que vive su segunda juventud en Colonia. Y grandioso Lukas Podolski, jugando una hora de ensueño hasta que tuvo gas.
De milagro llegó vivo el Wolfsburgo al descanso, porque el meta Benaglio tuvo que esforzarse para blocar sendos remates de Podolski y Ehret que tenían destino de gol. En la otra meta, el colombiano Faryd Mondragón también tuvo que emplearse a fondo. Misimovic le hizo ganarse las pelas probándole desde todos lados con fuertes remates.
Cuando se adelantó el Colonia, a los cuatro minutos de la reanudación (m.49), se desató la Locura Roja en la grada. Madlung falló en el cierre, Ehret le ganó la espalda y luego remachó en dos tiempos tras un primer rechace de Benaglio. Estaba bien que se adelantase el Colonia.
Pero allí apareció el campeón. Que no lleva de casualidad ese cartelón colgado al pecho. Misimovic fue un festival, Dzeko y Grafite comenzaron a sintonizar en punta y el Colonia empezó a sufrir. Tanto, que acabó encegecido por una ráfaga letal de un minuto que le fulminó.
Antes de eso, Grafite falló solo bajo palos el 1-1. Podolski se perdió el 2-0 rematando cruzado y Misimovic también tuvo el empate. Y no sólo llegó el 1-1, sino que los Escarabajos le dieron la vuelta al partido de forma arrolladora.
A los 73 minutos anotó Edin Dzeko, conectando un hermoso centro de Riether tras jugada de tiralíneas. Y 30 segundos más tarde, lo absurdo. Lo bizarro del fútbol. Pierre Womé metió un cabezazo de esos que sueñan los delanteros centros... sólo que lo clavó contra su propia portería (1-2). El asedio de Dzeko le cegó. Y Mondragón, en esa, no tenía nada que hacer.
El ex Galatasaray evitó el 1-3 ante Grafite, pero nada pudo hacer a cuatro del final cuando Obafemi Martins, que había entrado como refresco, le remató solo en el área pequeña.
El gol del nigeriano ponía el colofón a un bellísimo partido de fútbol, fiel reflejo de la propuesta del Wolfsburgo, que ahora mismo es de lo mejor que puede verse en Alemania. Y en toda Europa, sin dudas.Goles:
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