Fiel a las obligaciones de anfitrión, la Fiorentina salió a buscar el gol desde el primer minuto. Con las líneas muy adelantadas y presionando la salida de pelota del Milan, complicaba a la visita que, a la vez, perdía el balón muy rápidamente. Mientras los dueños de casa brillaban con su juego asociado, el Milan intentaba hacer pie con posesiones largas, pero ofrecía un planteo demasiado mezquino.
Sin embargo, el equipo lombardo recuperó el balón y logró adelantarse unos metros en el campo. Seedorf y Pirlo entraron más en juego y los rossoneri enocntraron una pizca de alivio. Gracias al control del juego, el Milan se sacó de encima el dominio viola y el desarrollo del partido se volvió parejo. Le faltaba profundidad, sí, pero iba en camino de encontrar el hueco por donde perforar a la defensa de la Fiorentina. Casi lo logra Flamini desde fuera del área, pero su remate se estrelló en la escuadra.
En los minutos previos al descanso, el partido se hizo lento y tedioso. Las jugadas de peligro se ausentaron y ambos equipos parecieron conformes con el desarrollo del partido, algo comprensible para los visitantes, pero los comandados por Prandelli, que con el transcurso del juego fueron perdiendo velocidad y ambición. El descanso se encontraba con una paridad tan aburrida como monótona.
La reanudación mantuvo el mismo guión. Lenta y algo tediosa. Con una Fiorentina que no podía encontrar el equilibrio entre su ambición y lo que reflejaban en el campo de juego. Gilardino pudo marcar luego de controlar el balón en el área y rematar apenas desviado, pero el cero se mantenía.
Sin embargo, cuando promediaba el complemento, apareció la primera gran emoción de la tarde. Un gran centro de Beckham no pudo ser rematado por Inzaghi, pero el balón quedó botando para que Kakà la empalmara y encaminara al equipo rossonero hacia la victoria. La Fiorentina debía convertir tres goles para poder alcanzar la hazaña. Entonces, con el resultado y el tiempo a su favor, el Milan manejó los ritmos hasta el pitido final. El golazo de Pato, que sirvió para decorar el resultado, apenas fue anecdótico. El conjunto rossonero justificó una gigante segunda rueda y supo mantenerse en el podio de la clasificación. La emoción por la despedida futbolística oficial de Paolo Maldini se mezcló con el orgullo de poder regresar a una Champions League después de una temporada bastante peculiar. El Milan cerró su temporada con sabor a elite europea.
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